Esta canijilla iba solita caminando entre invernaderos. Siendo tan pequeñita pocas posibilidades de sobrevivir tenia sin una mamá que le enseñe a cazar y sobrevivir en la calle.
El dueño de uno de los invernaderos, se apiadó de ella, la cogió y pidió ayuda desesperada. Ya descansa en una acogida.
Es una gatita cariñosa, dulce, melosita y aparentemente muy sana. Solo estaba cuajada de pulgas, así que una vez limpita y bien alimentada, solo necesita una familia.