Ayer fue un día triste, después de mil pruebas e intentar todo lo habido y por haber, hemos tenido que dejar marchar a Sacarino.
No había manera de controlar la diabetes y a esto había que sumarle el cushing, infección por todos lados, ya no tenía nada de masa muscular, cada día más débil, se nos estaba apagando como una vela.
Así que ya descansa, de tanto pinchazo y tanta pastilla.
VUELA ALTO SACARINO.