La pobre Sandía rondaba por un invernadero de sandías. Por desgracia, un día apareció con una pata destrozada. La maravillosa chica que la encontró, pese a no poder tener animales en casa por ordenes estrictas del casero, no miro hacia otro lado.
La llevo a casa, al veterinario e incluso le operó la patita. Pero ella, como decimos, no podía hacerse cargo de ella...
Así que un mes después del accidente, nos pidió ayuda para que le encontremos la mejor de las familias y así lo haremos, ¿quieres ser tú?.